La oración hacia los otros creyentes y las evidencias de un verdadero cristiano

11.07.2020


1 Tesalonicenses 1:1-5

Al parecer el motivo de la primera carta a los Tesalonicenses fue consecuencia de las buenas noticias sobre la perseverancia de los hermanos en el evangélio. ¡Qué alegría el saber que la iglesia está constante y que da frutos para el Señor! Me recuerda al apostol Juan cuando declara no tener mayor gozo que el que sus hijos anden en la verdad (3Jn 4). Existen 2 cosas que me gustaría observaramos en este pasaje: La oración hacia los otros creyentes y las evidencias de un verdadero cristiano.

I.- La oración hacia los demás creyentes (Ver 2-3a)

Con relación al cuidado de los otros creyente, observamos una obra de intercesión y oración (Ver. 2). Se menciona que se hacía memoria de ellos "sin cesar" en sus oraciones, lo que demuestra un verdadero compromiso y amor por la iglesia de Cristo. El ejemplo de Pablo nos lleva a preguntarnos sobre qué tanto nos interesamos por nuestros hermanos en la fe y su condición espiritual. Debemos orar no solo por nosotros mismos, sino tambien por nuestro prójimo.

Algo que tambien observamos es el tipo de oración que eleva el apostol, es una de gratitud a Dios por los hermanos. En la primera carta a Timoteo, Pablo da instrucciones sobre la oración, una exhortación es a dar gracias por todos los hombre (2 Ti. 2:1). Comprometamonos a dar gracias por nuestros hermanos en la fe y que haya un gozo por el avance espiritual de nuestros hermanos en Cristo.

II.- Las evidencias de un verdadero cristiano (Ver. 3)

Ahora bien, Pablo está dando gracias a Dios, debido a que Él es el responsable de nuestra salvación y es quien hace la obra en cada creyente, por ello se dice que la salvación es por gracia de principio a fin. Existen además evidencias que reflejan a un verdadero cristiano. El escritor daba gracias a Dios porque estaba viendo las pruebas de uno que en verdad cree en Cristo como su salvado.

Esto es muy importante, porque puede existir en la iglesia personas que llevan años congregandose pero que nunca han nacido de nuevo. Las marcas que se mencionan aquí son sobre los frutos de un verdadero creyente. Primeramente se menciona la obra de su fe, estas dos van de la mano (Stg. 2:17). la fe verdadera mueve a la persona a realizar obras. Los cristianos comienzan a dar frutos santos que honran a Dios. Debemos entender que nuestro llamado es para buenas obras (Ef. 2:10).

La segunda marca de un verdadero hijo de Dios es el trabajo de su amor y es otro aspecto que requiere obras. El apóstol Juan lo dice de esta manera:

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. (1 Jn. 4:7-8)

Recordemos que el cumplimieto de la ley de Dios es el amor "amar a Dios y a nuestro prójimo" (Mt 22:36-40)

La tercer marca es contancia en la esperanza de Nuestro Señor Jesucristo, lo cual hace referencia a su retorno, la segunda venida y que un día vamos a estar eternamente con Él. Mathew Henry comenta:

"Donde quiera que haya una esperanza de vida eterna bien fundada, se verá por el ejercicio de la paciencia; y es señal de sinceridad, cuando en todo lo que hacemos procuramos ser aprobados por Dios".

El verdadero creyente vive una vida esperando a su Salvador, purificandose como esa novia que aguarda a su futuro esposo y se atavía con ropas decorosas. Así nuestra vida se va vistiendo de las obras santas de un hijo de Dios. Debemos ser constantes, animanodonos unos a otros con la promesa del regreso de Cristo y la herencia que tenemos en los cielos. El escritor de Hebreos expresó muy bien la seguridad de esta esperanza:

Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec (He. 6:18-20).

Tenemos ese consuelo y esperanza y confiamos en la promesa de Dios, así que esto debe ser de consuelo y animo para nuestras vidas.

Oremos que nuestras vidas sean gratas para nuestro Dios, y que reflejemos los frutos de un verdadero discipulo del Señor Jesús.


Iglesia Cristiana Nueva Vida Pagiel, Abril, 2020
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