Estad pues firmes

"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia..".
Efesios 6:14
Debido a que tenemos una lucha espiritual constante y permanente hasta que lleguemos al cielo, el apóstol ha exhortado a la iglesia a tomar su fortaleza en el Señor, ya que es mediante Su ayuda que podemos permanecer de pie. Asimismo, ordena a toda aquel que pertenece al ejército de Dios a vestirse con la armadura que Él mismo proporciona. No debemos pensar ni por un segundo, que lograremos algo espiritualmente hablando si no es con las herramientas que nuestro Padre nos ha proporcionado.
Algo que continuaremos reflexionando en esta ocasión, es en lo que el escritor da énfasis desde el verso diez hasta el catorce. Pablo ha mencionado en tres ocasiones la orden "Estad firmes", debemos estar conscientes de que cuando algo se repite mucho significa que es muy relevante. Por ejemplo, si usted se preocupa porque su hijo cruce con cuidado la calle, no solo se lo dice una o dos veces, se lo recuerda cada que le sea posible. Estar firme es lo opuesto a huir o ceder, nuestro comandante quiere que permanezcamos hasta el final de la batalla por más dura que sea o peligrosa, nuestra tarea es resistir los ataques del enemigo.
El apóstol Pedro lo menciona de la siguiente manera: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" (1P. 5:8-9). Satanás no es un payaso inofensivo, la Biblia lo describe como un león rugiente que no dudará en devorar a cualquier víctima, él va a tratar de llevar a cabo el mayor daño que le sea posible. Martín Lutero en su famoso himno castillo fuerte refiere sobre nuestro adversario "Con furia y con afán acósame Satán; por armas deja ver astucia y gran poder; cual él no hay en la tierra". La serpiente antigua es astuta, hábil, llena de maldad y su propósito es que desobedezcas a Dios y no le des honra, sin embargo nuestro llamado es resistir "firmes" en la fe.
Si algo sabemos de los soldados es que deben ser valientes y obedientes, lo contrario sería una afrenta a su gobierno. Mucho más aún, nosotros debemos lealtad a nuestro Dios cuando luchamos contra el diablo.
El hermano William Gurnall refiere lo siguiente: "Igual que el soldado terrenal encarna el honor de su país en la batalla, el cristiano representa el honor de Dios cuando se le llama a contender contra la tentación".
Debemos sentirnos honrados de pertenecer al ejército del Rey de reyes y estar conscientes de que al resistir la tentación estamos dando gloria a Dios.
En una ocasión, cuando en Belén había una guarnición de los filisteos David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta! No sabemos exactamente la razón por la cual David expresó tal cosa, muy probablemente sus soldados tampoco, sin embargo lo que sí reconocieron tres de sus valientes es que los deseos de su señor son órdenes para ellos como siervos. Por lo tanto estos soldados irrumpieron en el campamento de los enemigos, con la finalidad de sacar agua del pozo de Belén y dársela a su rey. Tal debe ser nuestra postura, no importa el peligro, lo esencial es obedecer las demandas de nuestro Señor.
Hermano, tenemos un llamado a permanecer firmes, esto implica que debemos ser obedientes a Dios buscando agradarle por sobre todas las cosas, asimismo no escatimar el costo. Aún durante el padecimiento más doloroso es necesario estar de pie. Mientras escribía esto último recordé a Jan Hus, quien fue condenado por predicar contra la iglesia católica romana en Julio de 1415, él fue desnudado, adornado con un sombrero tonto pintado con demonios y etiquetado "Archi-hereje". Mientras sucedía, él oraba por sus enemigos. Luego lo pasaron por una pila de sus libros incendiados y lo amarraron a una estaca. En respuesta a ser encadenado como un perro, él dijo:
"Mi Señor Jesucristo fue encadenado con una cadena mucho más férrea, y por mí: ¿por qué me avergonzaría de esta cadena oxidada? Le ordenaron una vez más retractarse, pero él se negó, proclamando, "Lo que enseñé con mis labios, ahora lo sello con sangre".
Y así lo hizo. ¿Qué estamos dispuestos nosotros a dar por nuestro Señor?
Oremos que el Señor nos ayude en lo recio de la batalla, que podamos resistir los ataques de nuestro enemigo con valentía y obediencia.
