Necesitamos un Natán en nuestras vidas

Como creyentes pertenecemos a una comunidad de fe (La Iglesia), la Biblia nos instruye a habitar juntos en armonía, a animarnos unos a otros y exhortarnos unos a otro, siempre hace énfasis en esta verdad: Somos miembros los unos de los otros Romanos 12:5.
Esta es una gran bendición, este año en especial ha sido muy difícil para mí y como familia, problemas de salud, perdidas familiares. Por medio de la oración y de una manera misteriosa y única el Espíritu Santo ha consolado mi corazón al escuchar a mis hermanos orar por mis necesidades, mis tribulaciones, mi salud, y mi dolor.
¿Pero sabes qué? Hay mucho mas donde el cuerpo de Cristo es necesario, fundamental para nuestras vidas y es que estamos puestos en la Iglesia para cuidarnos y ayudarnos en el proceso de nuestra santificación. Tristemente en una sociedad donde el individualismo es tan cotizado, este pensamiento y actitud se ha infiltrado en la Iglesia también. Pensamos, yo soy así, nadie debe decirme como debo actuar, peleamos por "nuestro espacio" "por nuestras opiniones" y no aceptamos que nadie se inmiscuya en nuestra vida.
La exhortación nos ofende y nos ponemos a la defensiva y perdemos la enorme bendición de alguien que nos acompañe en nuestro caminar espiritual que este al tanto de nuestra vida, que nos pida cuentas y ore por nuestras luchas contra la tentación y el pecado. Olvidamos que nuestro corazón es engañoso y perverso, que esta inclinado al mal Conocer más a Dios nos ayuda a mantenernos en la senda de la santidad, a través de su Palabra y de la obra del Espíritu Santo, sobre mis hermanos (as) en la comunidad de fe.
Veamos un ejemplo Bíblico muy claro del beneficio de nuestros hermanos en la fe, y como nos aguzamos unos a otros a través de la reprensión.
En 1 Samuel 12 vemos que después que David peco en la relación adúltera con Betsabe, dio muerte a Urías Heteo, estaba tranquilamente ejerciendo su reinado, probablemente yendo al templo, sin ningún problema de consciencia, probablemente había transcurrido por lo menos más de nueve meses, contando el embarazo, aunque no nos dice la edad del niño, ahora estaba "felizmente" casado con Betsabe. ¿Qué había pasado con David, el dulce cantor de Israel? Su consciencia estaba endurecida y su relación con Dios rota, y él no lo sabía. se había acostumbrado, y no había confesado su pecado. Lo maravilloso de esto es que Dios estaba al tanto de la vida de David, conocía su corazón, y envió a un siervo suyo, a un hermano del Rey para que lo amonestara, lo confrontara con su pecado, y le hiciera saber a David que Dios no se quedaría sin castigarlo, pero que por misericordia quería restaurarlo. Natán el profeta enviado por Dios, de una manera sabia le conto una parábola:
2 Samuel 12:1-7
-Había dos hombres en cierta ciudad; uno era rico y el otro, pobre. El hombre rico poseía muchas ovejas, y ganado en cantidad. El pobre no tenía nada, solo una pequeña oveja que había comprado. Él crio esa ovejita, la cual creció junto con sus hijos. La ovejita comía del mismo plato del dueño y bebía de su vaso, y él la acunaba como a una hija. Cierto día llegó una visita a la casa del hombre rico. Pero en lugar de matar un animal de su propio rebaño o de su propia manada, tomó la ovejita del hombre pobre, la mató y la preparó para su invitado. como no solo nuestra salvación.
David reacciono furioso ante la injusticia, no se imaginaba que Natán estaba preparando el terreno para poner delante de él un espejo para que viera su pecado (ahora no olvidemos que David era el rey). En la Biblia encontramos reyes que no respetaron ni tuvieron temor de la palabra de Dios enviada a través de sus siervos, por ejemplo: Acaz, o Manases. Así que este acto de Natán al enfrentar al rey fue valiente, que además era un varón denodado y de guerra, pero había dos cosas en su mente para Natán que: Dios lo envió y David necesitaba ser reprendido.
La respuesta de David ante la parabola fue un clamor por lo justo, –¡ese hombre debe pagar! Siempre será más fácil entender que es la conducta correcta y agradable a Dios cuando se trata de otros.
Natán le respondió –¡Tú eres ese hombre! Con gran humildad David dice –Eh pecado.
Puedes leer que el rey David sufrió consecuencia por su pecado, su hijo pequeño murió. Pero la misericordia de Dios lo alcanzo. Tenemos en la Biblia dos Salmos escritos por David que nos ayudan a atisbar la bendición de haber sido herido fielmente por las palabras de un siervo de Dios. (Salmo 32 y Salmo 51)
¿Puedes ver la relación? Todos necesitamos un Natán valiente, certero, bíblico, celoso, y lleno de amor que censure, reprenda y apunte a Cristo cuando estamos en pecado. También David es un ejemplo perfecto de como debemos responder nosotros a la reprensión: eh pecado, soy culpable, confieso.
Yo no sé que consecuencia habrá que pagar, tu tampoco lo sabes, pero el precio del pecado es alto, pero el precio del pecado sin confesar es mayor.
Reflexionemos:
- ¿Por qué es tan importante aceptar la responsabilidad por nuestro pecado?
- ¿Cuáles son alguna de las áreas pecaminosas de nuestra vida que con mayor frecuencia tratamos de esconder de los demás?
- ¿Cuál es nuestra condición espiritual cuando no confesamos nuestro pecado?
Si ya tienes un Natán en tu vida, da gracias a Dios por esa persona, si no la tienes búscala, todos la necesitamos en algún momento, pídele al Señor un corazón sumiso, y noble, que responda con sabiduría a la palabra de exhortación. Recuerda Proverbios 12:1 el que aborrece la reprensión es ignorante.