Rut 2
"¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas?"
(Lea Rut 2)
Si en algo debemos ser empaticos con Rut es en esta pregunta ¿Por qué hemos hallado gracia? Esta mujer reconocio lo indigno que era que un hombre de gran reputación fuese generoso con ella, siendo pobre (un estrato social bajo) descendiente de Moab pueblo idolatra y abominable a ojos de los judios.
Podemos imaginar que en la mente de esa mujer era imposible concebir la razón por la cual ella había sido considerada para trabajar en el campo y proveer su alimento. Y claro que podemos imaginarlo, porque esa misma pregunta debe ser una constante en nuestra mente; siendo extranjeros, alejados de la ciudadania de Cristo y ajenos a los pactos (Ef 2:12) le placio a Dios darnos a su Hijo en propiciación (instrumento para quitar la ira de Dios) por nuestros pecados (1 Jn 2:2).
En cuanto a Booz, es verdad que era ley dejar espigar al pobre y al extranjero en los campos sin ningún impedimento (Lv 19:9-10) pero la actitud de humildad de Rut es digna de admirar y de imitar. La idea de salir a recoger espigas fue de ella, seguramente conocia esta ley, aun así ella es humilde y no exige nada, por el contrario reconoce que Booz esta mostrando gracia. Para ella esta ley no es una prerrogativa, mas bien es una muestra de generosidad inmerecida.
Usted ¿Cómo se siente con lo que Dios le ha provisto? ¿Considera que la salvación que Cristo gano es un derecho que usted tenía? Algunos piensan que tienen derecho o capacidad de reclamar a Dios por las promesas escritas en la Biblia y olvidan algo importante ¡No las merecemos! La salvación era inalcanzable, la Biblia nos descalifica, Cristo mismo nos llama malos, él es el único bueno (Mr 10:18) y a pesar de eso "muestra su amor aun siendo pecadores".
Cada vez que el sol salga, que abra sus ojos y se siente a la mesa reconozca la gracia de Dios y cada vez que respire recuerde "Por gracia soy salvo" (Ef 2:8). La ira de Dios ha sido quitada por la muerte de Cristo quien llevó el castigo de la ira de Dios sobre su cuerpo para que nosotros fuésemos "Santos y sin mancha delante de Él".