Seamos Santos como Él es Santo
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios 1 Tes 4.1-5.
Retomando nuestro estudio por la carta, Pablo comienza con retos de crecimiento como hijos de Dios, no solo en permanecer en la fe del evangelio si no de abundar en la obra de la fe. La cual debemos de caminar y actuar en todos los aspectos de nuestra vida y continuar hasta nuestra glorificación final cuando estemos cara a cara con Cristo. Abundando en el tema de la SANTIFICACIÒN
¿Pero que significa ser santo? Existen dos clases:
Santidad posicional: Como concepto bíblico, el término "santidad posicional" se deriva de la verdad que, por la "posición" espiritual al estar "en Cristo", todos los creyentes son santos delante de Él mediante la sangre de Cristo en la cruz. Un ejemplo en el NT de este uso objetivo e inclusivo de la santidad es el de los cristianos carnales de Corinto, a quienes Pablo describió como "santificados" porque estaban "en Cristo" (1 Co. 3:1-3; 1:2).[1]
Santidad Personal o progresiva: Es el fruto externo de la santidad posicional, llamados a ser santos. Es decir, lo que ya somos desde la perspectiva espiritual, invisible, interna, lo tenemos que transportar a cada área de nuestra vida. Y es a través del Espíritu Santo quien nos da la capacidad, el poder, la dirección para ser santos.[2]
pues la voluntad de Dios es vuestra santificación... Es evidente que la voluntad de Dios esta expresada tanto en afirmaciones como prohibiciones. Dios castiga al hombre que reúsa caminar por la senda de santificación.
El Apóstol Pablo nos comparte en sus epístolas en varias ocasiones a evitar muchas cosas por la santificación "Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" (2 Co. 7:1). Como hijos de Dios debemos despojarnos de todo lo que forma parte de nuestro viejo hombre (deseos de la carne, malos hábitos, motivaciones impuras, inmoralidad ...). La santidad no es algo que se busca de manera pasiva, es algo que se sigue buscando continuamente por la gracia de Dios y el poder de su Espíritu Santo "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He. 12:14)
Quizá te estés preguntando ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo vivir una vida de santidad, cuando día a día le fallo al Señor?
- Si eres Hijo de Dios te ha dado el Espíritu Santo para ayudarte, no estas solo.
- Evalúa y escudriña tu corazón con Su santidad.
- Confiesa al Señor abierta y honestamente cualquier pecado oculto en tu vida.
- Pídele a Dios tu anhelo de buscar la santidad, y que Su gracia te de el deseo y el poder de perseguir la santidad cada día en tu vida.
Seamos Santos como Él es Santo.
[1] John G. Merritt, «SANTIDAD POSICIONAL», ed. Richard S. Taylor et al., trans. Eduardo Aparicio, José Pacheco, y Christian Sarmiento, Diccionario Teológico Beacon (Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones, 2009), 626.
[2] Horacio R. Piccardo, Recuperando nuestra identidad como iglesia: Sermones sobre 1a de Corintios para la iglesia de hoy, 1a ed. (Buenos Aires: Ediciones del Centro, 2012), 17.